Lo que sucedió ayer (Martes 3 de Junio 2008)
Me gustaría contarles lo que sucedió el día Martes 3 de Junio del 2008:
Pues éste es uno de los correos más difíciles que he tenido que escribir, al parecer ha sido inevitable romper con mi linaje de Altamirano y pisar los Separos (Dónde colocan a los delincuentes los primeros días de detención) del ayuntamiento fué mi contacto con ésta experiencia “carcelera”.
Ayer aproximadamente a las 8pm, salí del trabajo, me despedí de Petter y partí en bicicleta hacia la panadería y a ver algunos electrodomésticos para la casa, en mi camino, iba manejando en sentido contrario a los coches para ver por dónde vienen, mientras que una camioneta panel de la policía me cierra el paso y pide que me detenga.
Me notifica que estoy conduciendo en dirección equivocada y que está prohibido, le preguntó al oficial si puedo usar la bicicleta en diagonal y algunas dudas que tenía sobre el uso de la vialidad y sin embargo de manera prepotente responde que me trepe. Ordena a su oficial que me suba con todo y bicicleta, éste último amenazando de golpearme y me coloca las esposas para que no me escape como cualquier criminal.
Para ésto tuve la fortuna de que una compañera del trabajo, Edna y su amiga iban pasando en ese momento por la calle y les pedí ayuda a lo cual los judiciales reaccionaron renuentemente, le pedí a Edna que estuviera al tanto del celular mientras que ellos me estaban llevando y acelerando la camioneta de manera violenta mientras algunos testigos ajenos a mi, en la calle pedían a los judiciales que me dejaran tranquilo.
En la misma estaba sentado con otras dos personas, ebrios de los cuales uno de ellos había defecado en la camioneta, sin importar ésto, los policías me obligaron a sentarme y esposaron mi muñeca al barandal de la misma unidad. El nombre del agente involucrado y el número de unidad me gustaría mantenerlos en secreto para evitar represalias, fué el responsable de tal acto.
Pasada una media hora, de dar vueltas y traernos paseando en la cual llegué a temer por mi vida, ellos no daban información ninguna sobre nuestro destino, completamente inertes a cualquier pregunta o aclaración, se detuvieron en una locación desconocida y nos cambiaron de patrulla para que de ésta manera el agente no se hiciera responsable de la detención, la camioneta 8270 (aparentemente no recuerdo con exactitud el número), se hizo cargo mientras que el agente Pablo Primero señaló en el momento que le preguntaron el motivo de mi detención, que era por …”Resistirme a una revisión de Rutina e insultos a la autoridad”… (Nota mental, desde cuándo hay revisiones de rutina en las calles por oficiales a pié)
Alrededor de las 9.20 pm del martes 3 de Junio , ingresé a los Separos de la dirección de Seguridad Pública del H. Ayuntamiento de Solidaridad, en el momento de registrarme me negué a firmar los papeles debido a que los cargos que me imputaban no era el motivo de mi detención, al hacer ésto el custodio encargado del registro de mis pertenencias en propios términos indicó que “Así cómo quieres que te ayuden, te vas a chingar”, fué en ese momento la última llamada que hice notificando mi situación a mi compañera; una amistad relámpago con un detenido por robo “el chilango” me ayuda a relacionarme y pagar al “talachero” en turno para que me colocara en una celda relativamente tranquila y alejada de los “delincuentes peligrosos”.
Éramos dos personas, hasta que en punto de las 10.00 pm (Hora que sabemos por la boleta de otro recluso recién llegado cuyos cargos eran exactamente a los mios “Resistirse a una revicion (cabe señalar que escribieron “revicion”) de rutina, etc…” la celda comenzó a llenarse, no había baños por lo cual los detenidos nos veíamos en la necesidad de orinar dentro de las celdas, no se nos permitía la salida y mucho menos solicitar audiencia con el juez para que fuesen leídos nuestros derechos y la posibilidad de fianza analizada. Hice amistad con varios de los reclusos, contando chistes de polo polo y hasta cantando o silbando, todo para asegurar cierta protección y amistad entre los ya conocidos.
La madrugada llegaba y el tiempo se hacía más largo, una iluminación digna de cine en alto contraste decora la celda, dos ventanas pequeñas al fondo y nosotros sólo teníamos agua que debíamos pedir a cuentagotas a la espera del humor del “Talachero”. Varios internos quieren quitarme mis tenis pero logro razonar con ellos, algo de lavacocos tenía que llevar. Alrededor de las 6.00 am, se muda un “Chacal” a nuestra celda y comienza a golpear a un anciano, al parecer entra y sale de los separos en regular hábito.
Temerosos, el cambio de turno llega, mientras que de nuestra celda nos retiran y nos colocan con otros presos, ahora somos aproximadamente 20 personas en una celda de 2 x 4 metros. Resulta que el amigo que hice en la celda anterior (que lo detuvieron por una borrachera después de un engaño amoroso) conocía a los presos en esa celda, ahora la celda tiene baño, pero está tapado hasta el límite, el olor es una mezcla de baño de escuela con estadio. Ahora tenemos que orinar en los envases del agua que era para beber.
Diez minutos más tarde, el custodio decide entre protestas de todos los reclusos que ha de juntarnos en una sola celda, a pesar de los conflictos y peleas la noche anterior en la que rociaban de gas pimienta a causa de cada pelea que se suscitaba, ahora somos exactamente 57 personas en una sola celda, de aproximados 3 x 5 metros.
Los ánimos ahora están calientes, uno de los reclusos intenta picar a otro con un palo de escoba quebrado a la mitad, los custodios no son visibles en la cercanía de la celda. Cada uno protege sus cosas y pertenencias, aprovechando las amistades que ha hecho durante su estancia. La pelea de manera intermitente, nos entretiene como asistentes a un evento pugilista.
Al cabo de un rato mientras el ambiente se encuentra tranquilo, el custodio decide rociar con gas pimienta la celda en donde nos encontramos todos haciendo toser, vomitar, escupir y llorar los ojos de todos, nos quitamos las camisas y comenzamos a mover el gas para que salga rápidamente de dónde estamos.
Pasa una hora más, ahora son las 9.00 am nuevamente nuestro reloj biológico es superado por las detalladas boletas de infracción, nadie sabe cuánto tiempo va a estar ahí, nos se nos informa y nuevamente la negativa a permitir una audiencia con el juez, algunos hablan de 24, otros de 36 horas, finalmente una de las licenciadas en el cambio de turno se digna a acercar su mirada y anatomía por los pasillos de las celdas que propiamente dicho jaulas podrían llamarse. Escucha peticiones mientras el custodio decide dividir a los 57 presos en 3 bloques, quedando yo en la misma celda. Ahora ya tengo nuevos amigos, el cheff de un yate, un jardinero y un fierrero (encargado de las estructuras de acero y castillos en las construcciones).
El humor vuelve al lugar, mientras que aparento estar dormido siempre despierto pero cubriendo mi cara para poder ver cuando los reclusos se acercaban y levantarme, creo que los tenis son un valor muy apreciado dentro de las jaulas.
Pedazos de comida son intermitentemente pasados entre las jaulas, sólo alimentan a unos cuantos, mientras la celda se comienza a inundar, cada vez más, la culpable, la celda aledaña que fue destruida, el caño tapado y el agua negra poco a poco comenzaba a llenar nuestra celda. Llega un periódico, comienza a cambiar de manos cualquier cosa es buena para matar el tiempo, en sólo 12 horas de detención y comienzan algunas bromas, el humor no se hace esperar entre algunos de los detenidos, la luz es más abundante y el calor sofocante del clima en la playa. Son las 12.00 pm, un nuevo detenido nos da la noticia…
Finalmente conseguimos que nos cambien de celda para que ésta sea limpiada del agua que la inundó, la nueva es más pequeña, pero todos tranquilos comenzamos a platicar, siempre deseos, nadie futuro mucho pasado.
Escucho una voz, mi nombre finalmente, Edna y Leslie dos compañeras del trabajo, Edna vino la noche anterior pero la respuesta fué “El ya ha sido liberado”, otra mentira más a la lista; Finalmente y con ayuda del juez, amparandome en el artículo 11 que habla de la libertad de tránsito. El juez que en sus comentarios, hizo un señalamiento de la detención que se realizó sin justificación y que debería denunciar a las autoridades éste acto.
Mi último vistazo después de ser libre, fué comprar algunos refrescos y galletas para los reclusos que me ayudaron, pasé rápidamente para despedirme y darles a cada uno de ellos.
Se que mi historia no es ni comparable a lo que han sufrido miles de personas en situaciones mucho más complicadas que la mía pero aún así tenía que contarla. Les deseo lo mejor y disculpen lo largo de éste correo, ahora estoy maloliente y cansado 🙂 pero libre y relajado…
Jag var i fängelse – Osea Yo estaba en prisión (en sueco)…
Eduardo Altamirano Segovia
Playa del Cármen, Junio 2008