Lo encontré a mitad de la calle a punto de que lo atropellaran. Con lechita y calor se durmió un rato, no podía volar. Mas tarde consiguió abrir sus alas mientras se escuchaba el chillido de sus amigos en el jardín, decidí subirlo a la parte más alta de uno de los árboles, finalmente se alejó sin volar, colgado de la corteza esperando llegar a la copa del árbol.

Molossus molossus